Alma...

Dicen que los gatos tienen 7 vidas pero, ¿cuántas almas tienen?

Lo único que sé de cierto es que mi alma la tienen, sí, tengo alma felina. Y estoy segura de que si ya me seguías por las redes o simplemente has mirado donde estás, ya lo habías adivinado.

La pasión por los felinos, en particular por los gatos, me viene desde pequeñita.

Mi casa, la casa de mis padres, a la que siempre llamaré ‘mi casa’ con mucho cariño, siempre fue un pequeño hogar que acogía todos los animalitos que quisieran estar en él.

No puedo recordar mi infancia sin estar rodeada de algún amigo gatuno o perruno J y esto me hace inmensamente feliz.

Ahora, en casa, seguimos la misma trayectoria y tenemos –más bien nos tienen ellos a nosotros- a Nana y a Nano, que muy brevemente os presentaré aquí pero estoy segura que os hablaré de ellos con más detalle en el Blog.

Nana es una gatita muy bella, dormilona y…sí,  hay que decirlo… le encanta que le acaricies pero se cansa rápido y si se cansa… zas… ¡arañazo va!;

Y Nano, Nano es un gatito muy cariñoso y juguetón, es mi despertador mañanero, y también es muy muy glotón y un poco envidiosete… odia que acaricie a Nana… ¡quiere todos los mismos para él!

Fue en mi infancia cuando apareció mi pasión por lo que hago.

Fue en mi infancia cuando hice mía la pasión por los gatitos y también la pasión por el crochet, aunque de esta en realidad no fui consciente hasta muchos años después.

Seguro que os acordaréis cuando visitabais a vuestras abuelas y tenían aquellos coloridos manteles en las mesas de comedor o aquellos tapetitos blancos adornando los sillones y sofás.  Lo recuerdas, verdad? Yo lo recuerdo como si fuera ayer, con especial nostalgia: ¡¡Ten cuidado que vas a caer el tapete!! –refunfuñaba mi abuela, mientras yo hacía como que lo colocaba bien-.

Resulta que, aquello que hacían nuestras abuelas y madres no era crochet, ¡era ganchillo!

Los coloridos manteles ahora los hacemos con la técnica granny square y los tapetes a filet crochet.

¡Vaya cómo cambian los tiempos o no!

Pues fue, por aquel entonces, cuando cogí por primera vez una aguja de tejer y… ¡no! No fue demasiado satisfactorio… que resulta que no me salían tapetes, me salían fundas para pelotas de tenis jaja así que mi periplo por el maravilloso arte del ganchillo fue un tanto breve.

En aquel entonces me quedé con el punto de cruz como hobbie (me apunto en pendientes enseñaros algunas de las cositas que hice) y más tarde también hice mis pinitos en otras artes como el patchwork y los bolillos.

Pero no ha sido hasta hace un par de años, que retomé la aguja de tejer en modo autodidacta y… ME ENGANCHÉ… ahora tejo todos los días.

Tejer se ha convertido en mi vida.

No puedo estar un día sin dar alguna puntada. Sí, creo que es adictivo y te invito a que te conviertas en una crochetadicta como yo 😉

Porque no hay una adicción que te invite más a reflexionar, a conocerte mejor, a escapar del estrés, a ocupar tu mente, a crear, a vivir, a divertirte y compartir.

¡Venga, ve a por la aguja y el ovillo que seguro que ya tienes algo en mente!

 

Soy Eva y este es mi mundo, un mundo del que ya formas parte.

Dejar volar mi alma, tejer su vuelo.

Esa es mi forma de vida, mi Artesanía, Artesanía con Alma.